4/11/09

Lévi-Strauss, o el recuerdo de una mente lúcida.

Parece ser que todo el mundo está tratando, ahora, de llenarse la boca con palabras grandilocuentes como tributo postumo a un génio (muchas veces denostado) que cambió la forma de ver ciertos matices vitales y plantear serias dudas sobre lo correcto.
Pues a mi me gustaría hacerlo también.
En primer lugar, he de decir que el sr. Lévi llegó a mis manos por casualidad a los 14 años. Me encontré un libro viejo (que aún hoy guardo)tirado de mala manera en el suelo. Sus tapas blandas, marrón oscuras, estaban abiertas de par en par sobre la acera, dejando reposar su denso interior sobre el frío suelo. Era una mañana de invierno, y yo había hecho "novillos" y me dedicaba a pasear sin rumbo fijo.
Aquella obra me dió el alto, y tras leerla decidí que yo sería antropólogo (como así sería años más tarde).
Con Tristes tópicos descubrí la puerta de acceso a un mundo del que no tenía ni la menor idea que existiese. Ello me planteó reflexiones más profundas, posteriormente, en relación a las posibles opciones de futuro que se les presenta a los jóvenes como elecciones de vida, como motivación para el logro, como vocación.
En todo caso, fue Manuel Delgado quien me hizo blasfemar por Lévi-Strauss (y tantos otros monstruos intelectuales), renegando así de visiones parciales anteriores e incorporando cualquier avance científico en mis gafas de ver, en mi enjuto panteón neoclásico, en mi estructural manera de acomodarme en el raído sillón de la vida.

Sin nada más que añadir,
HONOR Y RESPETO sr. Lévi.

2 comentarios:

  1. Para mi, no ha sido un autor muy conocido, más bien no he tenido el placer de leer ninguna obra suya. En consecuencia, me queda la asignatura pendiente de leerme alguna de sus obras. ¿cual me aconsejas? ...

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  2. Sin duda alguna, la obra más visionaria de este autor es: "El pensamiento salvaje". Con esta obra, publicada en 1962, podrás descubrir fundamentaciones teóricas o hipótesis de trabajo de los planteamientos científicos actuales circunscritos a las áreas de neurología y psicología lingüística.
    En todo caso, espero que disfrute de lo que Lévi-Strauss calificó como "paradoja neolítica", y se maraville al comprobar los errores que cometemos al creer que "el salvaje se rige exclusivamente por sus necesidades orgánicas o económicas, y no nos damos cuenta de que éste, nos dirige el mismo reproche y de que, a él, su propio deseo de conocer le parece estar mejor equilibrado que el nuestro".
    PD: si le interesa el tema, en la actualidad podría consultar a John Bargh (psicólogo del insconsciente).

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