28/2/10

Inmigración (I): la cueva de los espejos.

Los recientes acontecimientos acaecidos en la población gerundense de Salt, nos permiten reflexionar acerca del fenómeno del vínculo (...).La inmigración, pues, es un vocablo o continente, que se utiliza para des-subjetivizar y cosificar al otro, desvirtuándolo de todo contenido para así minimizar cualquier sentimiento (de empatía, culpa, ...) que pudiésemos tener en nuestra interacción con la persona o colectivo de personas así etiquetado.

En base a la argumentación anterior, tratar al otro significativo como cosa en lugar de como persona, como igual, tendrá como finalidad romper el vínculo social que nos une en un colectivo mayor etiquetado (...) como humanidad. De esta manera, podremos negar al otro en su conjunto o, como individuo, para así poderlo tratar sin la "humanidad" pertinente, negándole sus derechos (a ser, existir, su individualidad, su diferencia, ...), y convirtiéndole en objeto de nuestros miedos y miserias personales.
Esta claro que, la inmigración, como fenómeno global tiene una multiplicidad enfoques (personales, sociales, culturales, episódicos, ideológicos, religiosos ...), explicativos que podríamos circunscribir alrededor de la necesidad del vínculo (social), estable y duradero, mediante el cual llegar a "ser" (reconocido, respetado, ...) persona.
En este camino de crecimiento permanente que es la vida, hay una etapa decisiva que parecen obviar todas las administraciones, en todos los países. Dicha etapa, la de los teenagers o adolescentes, decidirá las formas de vinculación social del futuro y, por ende, los mecanismos de solidaridad social internos y externos (ejemplos, todos ellos, de reafirmación de vinculaciones pasadas), y los preparará para los golpes de la vida (fracaso, exclusión social, ...), dotándoles de unas "mochilas" de recursos (personales y sociales) a las que poder recurrir en caso de necesidad y/o urgencia vital como con los nuevos pobres, un colectivo que vive en situación de pobreza y que, en España, alcanza ya el 20% de la población.
Pero el perfil del nuevo pobre ha variado, pues ya no hablamos de ancianos, indigentes o de personas autoexcluidas, sino que ahora los más afectados son los jóvenes, los inmigrantes (muchos de los cuales carecen de red social que mitigue los efectos de la actual crisis económica), los trabajadores con baja formación y las familias monoparentales.

Para finalizar, tan sólo apuntar que, la necesidad de vinculación la tenemos todos y en todas partes. Reconozcámonos como seres sociales, y porfiemos en una lucha por entendernos y respetarnos. Intentemos establecer puentes de comunicación que reduzcan y minimicen muestras diferencias, pues siempre habra más cosas que nos unan. Intentemos comprender al otro, para así podernos respetar a nosotros mismos.