1/6/10

Hombres y mujeres (I), desde la neuroantropología.

La dicotomía sempiterna cual ave fenix es, por excelencia, la diferencia o diferencias existentes entre hombre y mujer, y la visión parcializada desde las distintas culturas, las diferentes cosmovisiones existentes, las protoreligiones,las religiones tradicionales y, en la actualidad, la religión "científica".



La actual religiosidad, pseudocientífica (pues siempre aparece un estudio posterior que contradice y/o inhabilita al anterior), no tiene miramientos en plantear serios dilemas morales bajo el paraguas de una pseudoética paracientífica, a fin de establecer las guias de conducta monocordes, ajustadas al poder de turno (...).



Últimamente, parece ser que los adolescentes están escapando a un cierto control del poder de turno (en una revisión foucauliana, da igual quien lo ejerza pues al igual que "su péndulo", toda variante de poder acaba por retornar a su punto de equilibrio inicial), lo cual puede representar un "joven inconveniente" o incognita a despejar (...).



Retomando el hilo narrativo (ficción, por supuesto), el libre ejercicio de la sexualidad femenina, viene a chocar con el monopolio cultural y/o vital que, hasta hace bien poquito, mantenían los hombres sobre las mujeres, que a pesar de las continuas embestidas a su recien conquistada libertad, están resistiendo (...).
Con las últimas aportaciones, de uno y otro bando, estamos asistiendo a un cruce de espadas planteado en el nivel del poder real, como decía Platón: "... en el mundo de las ideas ...", de donde surgen los mitos, los héroes, los dioses ..., y en donde la mujer está tratando de moldear su propia imagen, no la que le otorgan, ni imponen los demás, sino la suya propia, la yegua de los vientos, la furia de la mar (...).