11/8/11

Crisis Económica (II): quienes se ocultan tras los "MERCADOS".

La verdad es que, en la masacre bursátil de Wall Street del jueves, los brókers consultados en Bloomberg y CNBC citaron como desencadenantes del pánico bursátil el miedo a un double dip —recaída en la recesión— así como el contagio desde la crisis de solvencia en la zona euro. Ninguno comentó que son dos caras de la misma moneda.

Tanto en EE.UU. como Europa, tras meses exigiendo más austeridad, los mercados empiezan a conocer el peligro de conseguir lo que quieren. Hay claros indicios de que los ajustes están frenando en seco a la economía occidental con consecuencias imprevisibles para la sostenibilidad de la deuda. "Los inversores empiezan a darse cuenta de que la austeridad sin más es un camino equivocado; que la hoja de ruta a la solvencia pasa por el crecimiento", advirtió el biógrafo de Keynes, Robert Skidelsky .



La ironía es especialmente llamativa en la zona euro. Más al estilo del Mercader de Venecia que de la, tantas veces citada, tragedia griega,los líderes europeos vienen entregando obedientemente su libra de carne humana a los mercados de bonos con duras políticas de austeridad que han mutilado la demanda interna en todas las economías de la periferia. Ahora los mercados empiezan a ver el esqueleto y el susto es aún mayor que cuando la queja era la excesiva grasa de los PIGS.

El bajo crecimiento ya es el temor número uno en los mercados de deuda y las agencias de rating. Tras dedicarse durante meses a pedir recortes de gasto y salarios, Standard& Poor´s ahora se muestra alarmado por "una serie de nuevas señales de debilidad que generan cuestiones sobre las expectativas de crecimiento en la zona euro", Basta con ver el estado de las economías periféricas tras año y medio de ajustes para entender el problema. Grecia ha perdido más del 10% del PIB en dos años y sigue cayendo. Portugal perderá 5 puntos de PIB este año y el próximo. Irlanda sólo crecerá un 0,75% este año tras una caída del PIB del 20% desde el 2009. España e Italia se estancan; crecieron un raquítico 0,2 y 0,3%, respectivamente, en el segundo trimestre.

Al otro lado del Atlántico, mientras los fundamentalistas fiscales de Tea Party afilan sus propios cuchillos, crecen los indicios de estancamiento en la economía estadounidense tras descensos de la producción industrial y la confianza del consumidor. Aunque el empleo se mantiene, en un momento de desapalancamiento endémico que merma tanto el consumo como la inversión, no hay expectativas de crecimiento robusto en EE.UU. "El riesgo de double dip no es el escenario más probable, pero el crecimiento será muy bajo", advirtió Paul Dales de Capital Economics. Y, como advierte Larry Summers, el ex gurú económico de la Administración Obama, la forma mas rápida para agravar la crisis de endeudamiento en Occidente y Japón sería permitir que las economías volviesen a estancarse.

Es la paradoja de la austeridad. Los ajustes fiscales y salariales dañan el crecimiento. Y, sin crecimiento, bajan los ingresos tributarios y suben los costes del paro. "Tras un año de ajustes estamos ya en el segundo bache y puede ser una recesión; esto va a empeorar la crisis fiscal", dice Heiner Flassbeck, economista jefe de la Unctad. Recortes del gasto público y de salarios han hundido la demanda interna en la periferia europea. Sin compras, no hay ingresos por IVA. Sin trabajo, no hay recaudación de impuestos sobre la renta.

Y, evidentemente, si la austeridad ocurre en varios países simultáneamente deja menos mercados de exportación. Portugal, por ejemplo, ya adentrándose en su duro programa de ajuste equivalente al 1% del PIB difícilmente puede cumplir con la consigna del FMI de buscar un motor de crecimiento en el exterior si el 40% de sus exportaciones iban a España. España, a su vez, está cumpliendo disciplinadamente con los requisitos del manual ortodoxo de devaluación interna, compensando la caída de su demanda interna con subidas de exportaciones del 10% frente a la media del 2007.
Pero con indicios de desaceleración en el Reino Unido, Estados Unidos, Italia, y hasta Alemania, donde la producción industrial cayó el 1,1% en junio, la salida de emergencia por la vía de exportaciones es cada vez más angosta y se atasca con otros pasajeros. "Los mercados son mas listos que los políticos", dice Flassbeck. "Saben que una segunda recesión agravará la crisis de deuda".

Sólo el BCE —un prestamista más despiadado que Shylock— parece seguir creyendo que la austeridad por sí sola acabará con esta crisis. Según Bloomberg, la chocante negativa a comprar bonos italianos y españoles para bajar las desorbitadas primas de riesgo se debe a que el banco central "quiere ver más medidas de austeridad". Esto pese a que, según economistas del pedigrí de Wim Buiter de Citigroup y Barry Eichengreen de Berkeley, el banco central comete el error de comprar deuda portuguesa e irlandesa que "va a tener que reestructurarse en cualquier caso", en lugar de actuar ya para prevenir una desastrosa reestructuración de la deuda italiana o española.
Pasa lo mismo en EE.UU. Summers calcula que una reducción media de medio punto anual en el crecimiento económico durante diez años añade más de un billón de dólares a la deuda nacional". El problema no es el déficit público en sí, sostiene, sino "un déficit de crecimiento y empleo". Según el informe Liscio Report, la recaudación de impuestos en los estados que analiza ha caído 35 puntos porcentuales desde junio del 2010. Es más, la turbulencia bursátil puede tener un impacto significativo, ya que el consumo en esta recuperación tan desigual tira de los asalariados de renta alta que son los que más invierten en bolsa. Pese a esto, el Congreso acaba de aprobar un plan presupuestario basado en recortes al gasto. Aunque los economistas del Tea Party creen que el déficit del 10% del PIB —y una deuda pública que rebasará el 80% del PIB en el 2013— es la consecuencia de un diabólico Estado federal sobredimensionado, todo indica que es más un fenómeno cíclico relacionado con el bajo crecimiento. "No tuvimos apenas déficit en el 2008, ahora tenemos el 10%, ¿es el resultado de la Seguridad Social o medicare o el bajo crecimiento?", se pregunta Dean Baker de CEPR en Washington.

Pero para los conservadores fiscales lo cíclico ya es estructural. Desde los republicanos que mandan en la Cámara de Representantes en EE.UU. hasta el primer ministro británico, David Cameron, pasando por la canciller alemana, Angela Merkel (sin olvidar el equipo económico de Mariano Rajoy), son partidarios de la tesis de contracción expansiva.
Según esta teoría, la reducción del gasto público crea margen para que el sector privado expanda y genere crecimiento y empleo. Es más, la disciplina fiscal impresiona a los mercados y baja los tipos. Cualquier impacto sobre la demanda interna de la austeridad se corrige mediante subidas de exportaciones.
Es una fórmula que puede funcionar en un solo país. En los noventa, Canadá bajó su deuda mediante políticas de ajuste sin afectar el crecimiento. Pero ahora se está comprobando, tanto en Europa como en EE.UU., que si se adopta la austeridad en todos países a la vez, el efecto es exactamente lo que se pretendía evitar: crecimiento bajo y más deuda.


No, si al final van a tener razon los agoreros de la fatalidad apocalíptica y estamos asistiendo a los primeros compases de la "cronica de un fín anunciado" ...

2012: Ciencia o Superstición - www.libros2012.net - Documental Completo - 2012 science or superstition from www.libros2012.net on Vimeo.

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