
En ocasiones, creemos que dominamos nuestra máquina de pensar, cuando cargamos de intención y alevosidad nuestros mensajes; de vez en cuando, nos trasladamos a mundos paralelos preñados de fantasía (o esquizofrenia) e ideales prefabricados en función de nuestras miserias personales; de manera más habitual, nos tropezamos con los restos de nuestras acciones pasadas que nos recuerdan cuanto de contradictorio es, en realidad, nuestro comportamiento, así que, a veces nos preguntamos por cuanto había de realidad o ficción en aquello que hicimos, y otras veces es la ficción la que aporrea la puerta de nuestra realidad.
En todo caso, y si pudiésemos escoger, que no haría el ser humano por alcanzar la paz ( ... ¿mental?) y/o la felicidad (... en do sostenido).

Quizás, sea mejor vivir enfundado en nuestro atuendo cotidiano, pleno de inconsciencia, enchido de ilusión y, abarrotado de mil destellos de inocencia y sugestión.
Quizás ...